Lo que pasa es que hay una mitad del mundo tan centrada en la pasión por el fútbol que no entiende la otra mitad de pasión frenética por el molinete.
Pero es la mejor arma de distracción al adversario, que desatiende su juego para gritar con desdeño: "¡NO! ¡NO VALE MOLINETE EH!?".
• No vale molinete.
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