Olía.
Y en cada molécula deseaba alzarse a la pata del sillón.
Desplegando uñas, pelos y dientes se sintió parte del omnipresente instinto que le movía el rabo de cabo a lado.
La emoción de la tela gastada en su sexo desenfrenado dejó el recuerdo del aire de lado.
Gruñía con cada tirón de represión, sofocado, feliz de haber copulado.
• Perra opresión.
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